02 marzo 2013

MEMORIA DE MI PADRE



Montaba a la mañana su caballo
con el último sorbo de cafe
y salía, ganándole a los peones,
puro brillo de plata en el apero.
Y cuando el sol caía en el potrero,
entre mulas, arneses y jergones,
regresaba cortando callejones
con todo el horizonte en el sombrero.
Hoy que habito en un ser deshabitado
y al que miro vaciado como un higo,
borro los pasos por donde has andado.
Y te salgo a buscar, padre y amigo,
pues sé que estás aquí y te haz quedado
para irte sólo si te vas conmigo.




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