Mi música
viene de las calles y herejías, es mi expresión, es el ritmo de Catia oculto en
las paredes de un pentagrama sordo para la demagogia y el estilo complaciente, nace
en el trasnocho de Puente Trinidad, en el estridente eco eléctrico de la poesía
urbana, viene de la protesta y el desajuste, de los conflictos éticos, va mas
allá de el traje momentáneo y el mensaje oportunista, trata de crear imágenes
eternas, un sonido que perturbe la intención peligrosa y abra caminos al amor,
fuerte, robustecido, naciente y abrasador.
…
Amigo, no
limpies mi música, ella tiene quien la quiera así, tiznada por el trafico,
golpeada por el insomnio, a recorrido huracanes de prestigio y sobrevive, tiene
cicatrices que delatan su paso por el mundo, conoce los refugios recoletos de
las avenidas, y el canto ineludible de los ebrios, siempre altanera, fuerte y
decidida, con su traje marcado por el tiempo y el interminable camino.
…
Amigo, no le
busques etiquetas y marcas de fábrica, ella surge de la aventura adolescente en
los pasillos de los liceos caraqueños, del café y la conversación matutina, del
desajuste político de los ochenta, de la protesta y el miedo al miedo.
…
No sostiene
banderas falsas, ni anhelos inconscientes, es mi divisa al momento del juicio,
así logro entonces permanecer vivo, ella sintió el frío de las terrazas, y
retrato el hambre en el pregonero, cargando siempre las ultimas noticias sintió
el peso del desamor e instituyo el derecho a seguir adelante, no retrocede…
…
Mantiene
estrecha relación con los sueños, códices míos, códices ajenos, sueños de
multitud y multitud de sueños perdidos en soledad.
…
Escucho tantas
veces las historias, paisaje del Coquivacoa, maruyo lejano que se perdía en el
resonar del rock-and-roll y el tributo al cuero na ma.
…
Atesoro el
húmedo aroma del Guaraira Repano, en días de búsqueda, momentos generosos,
amoríos desatados, aventuras.
…
Reinvento el
idilio en las pupilas ardientes de las diosas maracaiberas, y cayó junto a mí,…
prisionera de aquel embrujo.
…
Acaricio la
luz del Catatumbo, jugando a esconderse en las pilas del puente, y la llevo
tantas veces a mi refugio empedraero, recordándome siempre… que ella está allí…
Tiznada y hermosa… siempre fiel con mis pensamientos y descargas… amándome.
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